viernes, 18 de noviembre de 2011

LA SEPTUAGINTA

La Biblia griega, comúnmente llamada Biblia Septuaginta, o Biblia de los Setenta y generalmente abreviada simplemente LXX fue traducida de textos hebreos y arameos más antiguos que las posteriores series de ediciones que siglos más tarde fueron asentadas en la forma actual del texto hebreo-arameo del Tanaj o Biblia Hebrea. Representa una síntesis en que se subraya el monoteísmo judío e israelita, así como el carácter universalista de su ética. La Biblia Septuaginta fue el texto utilizado por las comunidades judías de todo el mundo antiguo más allá de Judea, y luego por la iglesia cristiana primitiva, de habla y cultura griega. Junto con la Biblia Hebrea, constituye la base y la fuente del Antiguo Testamento de la gran mayoría de las Biblias cristianas. Actualmente hay iglesias orientales que continúan utilizando el mismo orden y número de libros de la Septuaginta en su Antiguo Testamento.

Etimología

El nombre de Septuaginta, se debe a que solía redondearse a 70 el número total de sus 72 presuntos traductores. La Carta de Aristeas presenta como un hecho histórico una antigua versión de acuerdo con la cual, por instrucciones de Ptolomeo II Filadelfo (284-246 a.C.), monarca griego de Egipto, 72 sabios judíos enviados por el Sumo sacerdote de Jerusalén, trabajaron por separado en la traducción de los textos sagrados del pueblo judío. Según la misma leyenda, la comparación del trabajo de todos reveló que los sabios habían coincidido en su trabajo de forma milagrosa.

Sin embargo, al presente sabemos que uno de los criterios de autoridad más frecuentemente implementados en esos contextos histórico-geográficos, consistía en atribuir a los textos sagrados algún supuesto origen que se pudiera remontar a hechos extraordinarios. Aunque en general se trataba de textos vertidos de lenguas semíticas, (hebreo y arameo), algunos de estos escritos fueron redactados de forma originaria en lengua griega.

En general se piensa que la LXX habría sido formada con el objetivo de cultivar la fe de las comunidades de israelitas piadosos que vivían en la Diáspora, y que se comunicaban en la lengua griega común (koiné). En aquella época, residía en Alejandría una muy nutrida y numerosa comunidad de inmigrantes judíos e israelitas. Sin embargo, dado que la orden habría provenido del rey Ptolomeo II Filadelfo, también es probable que el fin de la misma fuera proveer a la Biblioteca de Alejandría de una versión griega de los textos sagrados judíos e israelitas.

Proceso formativo

Para su formación, la mayoría de los escritos sagrados judíos debieron ser vertidos a una lengua distinta al de sus originales hebreos y arameos, (o de ser necesario, al griego). 

Su redacción inició en el Siglo III a.C. (c. 280 a.C.), y concluyó a finales del (c. 200 a.C.). 
El Libro de la Ley, Torá o Pentateuco, habría sido traducido en esa misma época, y el resto del trabajo se completó en las dos o tres siglos siguientes. El filósofo judío Aristóbulo, quien vivió en Alejandría durante el reinado de Ptolomeo VI Filometor (181-145 a.C.), confirma este dato al referirse a ella en una carta al rey en los siguientes términos: “[...] la completa traducción de todos los Libros de la Ley (el Pentateuco), en los tiempos del rey Filadelfo, ancestro vuestro [...]”

Aunque no se conoce exactamente la fecha y el lugar de estas traducciones, los estudiosos proponen que una escuela de traductores se ocupó de verter el Libro de los Salmos de David, en Alejandría, hacia el año 185 a.C. Más tarde tradujeron los Libros de Ezequiel y Jeremías, así como el Dodecaprofetón, o Libro de los XII Profetas [Menores]. Más tarde tradujeron los escritos históricos: (Josué, Jueces y Reyes), y, luego, finalmente, el Libro de Isaías. 
El Libro de Daniel fue traducido alrededor del año 150 a.C.. Algunos eruditos sitúan en Palestina, durante el Siglo I de la Era Cristiana, la traducción al griego de los libros de Ester, Rut, Eclesiastés, Lamentaciones, y el Cantar de los Cantares, acaso por Aquila.

Los escritos y textos hebreos y arameos, que sirvieron de base para la formación de la Biblia Septuaginta, carecían de gramemas dotados de valores fonéticos vocales, capitalización (alternancia mayúsculas/minúsculas), signos de puntuación y acentuación, algunos ciertos tipos de conectores lógicos, y algunas conjunciones, artículos, prefijos y sufijos adverbiales y/o preposicionales. (Más tarde, se agregaron al idioma hebreo algunos signos con valores fonéticos vocálicos, surgiendo así el llamado Texto Masorético.) Estos antecedentes podrían contribuir a explicar algunas diferencias interpretativas entre la Biblia griega de los LXX y el texto hebreo-arameo conocido, y el hecho de que algún tiempo después, en ambientes judíos, algunos revisores hubieran procedido a tratar de “corregir” la Biblia alejandrina a fin de asimilarla a este último.

Esta compilación de textos y de escritos sagrados judíos traducidos al griego fue, desde un principio, bastante socorrida para ilustrar la fe de las comunidades judías e israelitas de la Diáspora, permitiendo el acceso a los textos sagrados de sus padres y ancestros a las comunidades de israelitas piadosos que no hablaban hebreo, ni arameo.

Y hay algunos indicios que sugieren que Cristo y sus discípulos habrían utilizado la Septuaginta; tal como se desprende del hecho fácilmente comprobable de que la mayoría de las citas explícitas del Viejo Testamento en el Nuevo Testamento reproducen el texto de la Versión LXX, y solamente una de cada siete citas ha sido retomada del Texto Masorético.

El "Plus de los LXX"

La Biblia Septuaginta contiene los 24 libros que conforman el Canon de la Tanaj judío hebreo-arameo, los cuales ordenados según la usanza griega, y reparticionados llegando a un total de 39, constituyen los textos más comúnmente aceptados del Antiguo Testamento de las Biblias cristianas (católica, ortodoxa, protestante, etc.).

En adición a ellos, la Biblia Septuaginta incluye otros textos, los cuales no son parte de la Biblia Hebrea, pero sí de la Griega. Y son reconocidos como textos de inspiración divina por muchos israelitas de los tiempos de Cristo, así como por todas las Iglesias cristianas ortodoxas, calcedonianas y no calcedonianas, y también por la Iglesia católica romana; la cual los ha llamado deuterocanónicos. Algunos importantes grupos protestantes, como los luteranos, anglicanos, episcopales y anabaptistas, incluyen estos libros en sus Biblias, y los consideran dignos de ser leídos, aunque no como textos de autoridad normativa o dogmática.

Existen cuando menos unos cinco libros en la Biblia LXX que por influencia de Jerónimo no son reconocidos por la Iglesia católica romana como deuterocanónicos. Ellos son 1 Esdras, llamado en la Vulgata 3 Esdras, 3 Macabeos, 4 Macabeos, Odas y Salmos de Salomón. Los primeros dos libros, sin embargo, sin son reconocidos por la iglesia ortodoxa.

Dichas series de textos, algunos de los cuales fueron redactados de forma original en lengua griega, hoy son reconocidas y agrupadas por múltiples autores bajo el nombre conjunto de “Plus de los LXX”, o “de la Septuaginta”. Para efectos de estudio, en las siguientes líneas se ha desarrollado de forma detallada un listado muy primario de estos documentos:

1. El Libro III de Esdras [E]

2. El Libro de Tobit —en algunas versiones llamado “Libro de Tobías”— [EW]

3. El Libro de Judit [EW]

4. El Libro de la Sabiduría [EW]

5. El Libro del Eclesiástico —en algunas versiones llamado “Libro de Sirácides”, o “Libro del Sirácida”—, junto a su respectivo “Prólogo del traductor griego” (Capítulo 1a)6 [EW]

6. El Libro de Baruc propiamente dicho (Baruc 1:15'—5:9), junto a su respectivo Exordio (Baruc 1:1-15') [EW]

7. La Epístola de Jeremías —nomenclaturada, en la Biblia Latina, “Capítulo 6” del Libro de Baruc—, junto a su respectivo Epígrafe (Verso 1a, ó 1bis) [EW]

8. Los Libros I y II de los Macabeos [EW]

9. Los Libros III y IV de los Macabeos [E]

10. El Libro de las Odas; que incluye la Oración de Manasés [C] y el Himno Matutino [C], y otros 13 textos [C] retomados de otros libros bíblicos canónicos, junto con sus epígrafes [C]

11. El Libro de los Salmos de Salomón, junto con sus Epígrafes [C]

12. Numerosas variantes aditivas, substractivas y ordinales a varios de los libros protocanónicos del Antiguo Testamento, más o menos mayores en el caso del texto de los Libros de Samuel, los Reyes, Ester, Job, los Salmos de David, los Proverbios, Isaías, Jeremías, y las Lamentaciones [EH]

Entre estas variantes se destacan, de manera especial:

1. Variantes aditivas, substractivas y/o substitutivas mayores consistentes al Libro de Ester —comúnmente agrupadas bajo el nombre conjunto de “Resto de Ester”—, junto a su respectivo Colofón (Ester 10:3l, ó 10:14) [EW]

2. El Resto del Epílogo al Libro de Job (Job 42:17a-17e, ó 42:18-22) [E]

3. Varios de los Epígrafes propios de los Capítulos del Libro de los Salmos de David[E]

4. El Capítulo 151 del Libro de los Salmos de David —común y familiarmente llamado Salmo 151—, junto a su respectivo Epígrafe (Salmos 151:1) [E]

5. El Introito del Libro de las Lamentaciones (Lamentaciones 1:1a) [E]

6. El texto griego antiguo, OG, del Libro de Daniel, conteniendo variantes aditivas, substractivas y ordinales más o menos mayores a varios de los textos, pasajes y capítulos de dicho documento [CH]

Entre estas variantes se destacan, de forma peculiarmente especial:

1. El texto griego antiguo, OG, del pasaje Daniel 3:24bis-90; que incluye la Oración de Azarías y el Himno de los 3 Jóvenes, junto a sus respectivas Notas complementarias [EWT]

2. El texto griego antiguo, OG, de la Historia de Susana —nomenclaturada, en la Biblia Latina, “Capítulo 13” del Libro de Daniel—, junto a su respectivo Epílogo (Verso 63 OG, según el numeral de Alfred Rahlfs) [EWT]

3. El texto griego antiguo, OG, de la Historia de Bel y el Dragón —nomenclaturada, en la Biblia Latina, “Capítulo 14” del Libro de Daniel—, junto a su respectivo Epígrafe (Verso 1 OG, según el numeral de Alfred Rahlfs) [EWT]

Algunos importantes manuscritos de la Biblia Septuaginta incluyen, así mismo, las partes y pasajes propios del texto griego conocido de:

1. El Libro de Enoc [C]

2. El Libro de los Jubileos [C]

3. Las Apocalipsis de Baruc [C]

4. Los Paralipómenos de Baruc [C]

Algunas breves siglas:

[C] Incluido completo en los Códices de la Biblia LXX, aunque no recibido de forma consensual por todos los Patriarcados que forman parte de la Iglesia Ortodoxa. Algunos de estos textos han sido recibidos por algunos de ellos, y/o también por algunas Iglesias Orientales Siríaco-Nestorianas. Todos estos libros están incluídos íntegramente en el Canon de la Iglesia Copta, seguido por las Biblias propias de la Iglesia Copta.

[E] Incluido completo en el Canon Amplio Oriental del Antiguo Testamento, seguido por las Biblias propias de la Iglesia Ortodoxa. Todos estos libros están dentro del canon de las iglesias nestorianas y del canon de la Iglesia Copta.

[W] Incluido completo en el Canon Amplio Occidental del Antiguo Testamento, seguido por las Biblias propias de la iglesia católica latina occidental

[H] Excepto en los casos anteriormente indicados, comúnmente se sigue el Texto Hebreo-Arameo

[T] Incluso en los casos anteriormente indicados, comúnmente se sigue la Edición Griega de Teodoción

Los libros de estas series son algo más tardíos que el resto de los libros del Antiguo Testamento, y algo más tempranos que los escritos propios del Nuevo Testamento; por lo cual representan cierta continuidad lógica y necesaria, y suplen las lagunas culturales de otra forma existentes entre ambos Testamentos. De la misma manera, algunos de estos textos representan creencias y valores ancestrales de tribus israelitas no judías, es decir, que existieron fuera del judaísmo de Judá, o Judea.

Historia del texto

Los manuscritos más antiguos de los LXX conocidos hasta ahora, son fragmentos del Siglo II a.C. del Levítico y el Deuteronomio (Rahlfs, Núms. 801, 819, y 957), y fragmentos del Siglo I a.C. del Génesis, Éxodo,Levítico, Números, Deuteronomio y los profetas menores (Rahlfs, Núms. 802, 803, 805, 848, 942, y 943).

En Qumrán fueron hallados rollos con fragmentos griegos de Éxodo (7Q1), Levítico (4Q119-120), Números (4Q121), y Deuteronomio (4Q120,122); así como porciones de algunos de los libros deuterocanónicos: las dos terceras partes de Sirácides (Gruta 2), porciones de Tobías (Gruta 4), de Baruc (Gruta 7), de la Epístola de Jeremías (7Q2), y, muy probablemente, de Susana (4Q551).

Al realizar el trabajo filológico, se observan variaciones importantes entre los documentos encontrados. Durante muchos siglos, los estudiosos bíblicos pensaron que todas las variantes textuales y estilísticas entre la Septuaginta y la Tanaj tan sólo eran producto de malas traducciones, del desconocimiento cabal de la Tanaj, de errores de copistas, o incluso de la falta de interés en la fidelidad al texto hebreo-arameo.

Sin embargo, cuando a partir de los descubrimientos de Qumrán los estudiosos finalmente tuvieron a su alcance los rollos manuscritos del Mar Muerto, pudieron darse cuenta de que las variaciones propias de la Septuaginta se hallaban reflejadas también en manuscritos hebreos y arameos bastante más antiguos que las formas actuales de la Tanaj judía; las cuales se derivan del texto masorético, que data de los Siglos IV al VIII de la Era Cristiana.

Una lectura atenta de los Códices griegos revela que los textos asentados en la Biblia LXX representan fielmente, con certeza total, textos en un estado "primitivo", carente de un estilo pulido y acabado, mucho más primario y primigenio, que el actual texto hebreo-arameo masorético, bastante más pulido y editado en el curso de los siglos posteriores. Y tales diferencias se perciben de un modo sumamente especial en libros que presentan variantes consistentes en el orden de versos, ideas inacabadas o faltas de pulido, presentes en la versión LXX de los Libros de Samuel, Reyes, Ester, Job, Proverbios, Isaías, Jeremías,Lamentaciones, y Daniel. El actual texto hebreo-arameo masorético refleja numerosas correcciones en términos de estilo, que incluyen variaciones en el orden de numerosos versos y pasajes, y redondeo de ideas que no habían sido asentadas de forma digerida, correcta o elegante en los antiguos textos hebreos y arameos premasoréticos, de donde fue tomada, de forma más temprana, la Biblia Septuaginta.

Ante las controversias suscitadas en torno de estos hechos, algunos estudiosos señalan que, en numerosos casos, en Qumrán se han hallado manuscritos hebreos que avalan la versión griega de los LXX, y otros que respaldan al texto masorético. Se ha determinado finalmente, que aquellos manuscritos que avalan la Septuaginta son mucho más antiguos que aquellos que respaldan al texto masorético.

Hacia fines del Siglo I, y principios del Siglo II, el judío Teodoción hizo una revisión de la LXX, tratando en lo posible de hacerla coincidir con los textos hebreo-arameos con ciertas ediciones propias de esa época, los cuales hoy se llaman los “protomasoréticos” —debido a que de ellos se derivan los “textos masoréticos” de siglos subsecuentes—, los cuales ya incluían algunas importantes “revisiones” tempranas de grupos de rabinos de esos siglos. Entre 123 d.C. y 130 d.C., Aquila de Sinope hizo una nueva traducción, siguiendo textos hebreos de manera literal. Símaco hizo una nueva traducción hacia el 170 d.C., en la que buscaba mejorar la calidad de la redacción griega. Hasta ese momento, todavía los libros más tarde compilados bajo el término “Biblia” solían circular por separado.

En el Siglo III, Orígenes compuso la Hexapla, en donde compara en forma de columnas seis versiones enteras del Antiguo Testamento, la quinta de las cuales corresponde a la Septuaginta. A partir de la ésta, y tras cotejarla con nuevas traducciones, Orígenes editó una versión completa, en la cual indicó las diferencias con el texto masorético hebreo-arameo, llenando los pasajes omitidos de forma primigenia con textos procedentes de la edición tardía (del Siglo II) del judío Teodoción. Aunque la Hexapla como conjunto se perdió, se conservan fragmentos importantes. Otras ediciones de la Septuaginta, han sido atribuidas a Hesiquio de Jerusalén y a Luciano de Antioquía.

No existen manuscritos completos de la Versión LXX. Pero existen al menos tres grandes manuscritos que incluyen la Versión de los LXX del Antiguo Testamento junto a los textos griegos del Nuevo Testamento. En base a esto, actualmente no se considera a la Biblia Septuaginta como un cuerpo de textos sagrados judíos; sino, en sentido propio, como la colección de textos sagrados israelitas, que grupos de cristianos de los primeros siglos hicieron el Antiguo Testamento de sus Biblias cristianas.

Dicho de otra manera, jamás existió algo como una Biblia judía. El cuerpo de los textos sagrados judíos fue llamado Tanaj. Motivo por el cual, los conceptos de Biblia, así como de Antiguo y Nuevo Testamentos, nunca fueron conceptos judíos. Se trata de conceptos de orígen israelita, y no sólo judío, que fueron recibidos por cristianos.

Hecha la aclaración, los manuscritos bíblicos extensos más antiguos que incluyen la Versión de los LXX en la parte de sus textos correspondiente al Antiguo Testamento de las Biblias cristianas, son el Códex Sinaíticus y el Códex Vaticanus, del Siglo IV, y el Códex Alexandrinus, de la primera mitad del Siglo V. Existen algunas diferencias textuales, de número y de orden de los libros, entre estos tres Códices: ElCódex Sinaíticus omite algunos textos, aún protocanónicos, e incluye I y IV Macabeos. El Códex Vaticanus omite los cuatro Libros de los Macabeos, e incluye algunas partes y pasajes propios del texto griego conocido del Libro de Enoc. Y el Códex Alexandrinus incluye los cuatro Libros de los Macabeos, el Libro de las Odas y el Libro de los Salmos de Salomón.10

Ediciones impresas

La edicion princeps es la Biblia Políglota Complutense basada en manuscritos ahora perdidos, parece transmitir versiones muy antiguas.

La Edición Aldina, iniciada por Aldo Manucio, apareció en Venecia en 1518. El texto es más cercano al Codex Vaticanus que al de la Complutense.

Más utilizada ha sido la Edición Romana, o Sixtina, la cual reproduce el Codex Vaticanus. Fue publicada en 1586, bajo la dirección del Cardenal Caraffa, por orden del papa Sixto V, para apoyar la traducción de la Vulgata, ordenada por el Concilio de Trento. Ha sido reeditada varias veces.

La Edición de Grabe fue publicada en Oxford, de 1707 a 1720, y se basa en el Codex Alexandrinus, que se encuentra en el Museo Británico de Londres.

La Edición de Swete, conocida de forma común y familiar como Biblia de Cambridge, se basa de manera preferente en el Códex Vaticanus, si bien teniendo en cuenta variantes y porciones retomadas de numerosos Códices, mayores y menores. Fue impresa y editada por la Universidad de Cambridge, y dada a conocer en tres gruesos volúmenes que fueron siendo publicados en los años de 1887, 1891 y 1894. Algunas reediciones de la misma, aunque no la primera, incluyen ciertas partes y pasajes propios del texto griego conocido del Libro de Enoc, cuya edición se basa en el Códex Vaticanus, así como en elCódex Panopolitanus.

§ La Edición de Tischendorf, conocida de forma común y familiar como Biblia de Oxford, se basa en el Códex Sinaíticus. Fue impresa y editada por la Universidad de Oxford, y publicada en el año de 1922. (Constantino de Tischendorf ya había publicado, con anterioridad, el Nuevo Testamento del Códex Sinaíticus en 1911.)

§ Alfred Rahlfs, estudioso alemán que dedicó varias décadas de su vida al rescate del texto de la Biblia Septuaginta, en Göttingen, Sajonia, comenzó su Edición en 1917, la cual una vez completa fue publicada en 1935. Se basa de manera preferente en el Códex Alexandrinus, el más completo de los tres grandes códices griegos, si bien incluye algunas series de variantes del Códex Vaticanus, el Códex Sinaíticus, y algunas otras fuentes, y ofrece notas críticas respecto a las variantes de las distintas fuentes. Se realizaron numerosas ediciones: 1ªEd. 1935; 3ªEd. 1949; 4ªEd. 1950; 5ªEd. 1952; 6ªEd. 1959; 7ªEd. 1962; 8ªEd. 1965.

The Göttingen Septuagint (Vetus Testamentum Graecum: Auctoritate Academiae Scientiarum Gottingensis editum) es considerada la mejor edición crítica. Ha sido publicada por Volúmenes, entre 1931 y 2006, y aun no está completa. Presenta numerosas variantes de muy distintas fuentes.

En 2006, la Sociedad Bíblica Alemana publicó una revisión de la Edición de Rahlfs, revisada por Robert Hanhart. Esta editio altera incluye miles de variantes respecto a la edición original.

Traducciones impresas

En el año de 1851, Sir Lancelot C.L. Brenton publicó la primera Traducción Inglesa de la Biblia Septuaginta Griega. Esta versión se ciñe al Canon Amplio Oriental, seguido por las Biblias cristianas ortodoxas, que incluye el Salmo 151, la Oración de Manasés, y los Libros III de Esdras, y III y IV de los Macabeos.

En el año 2007, un equipo de estudiosos de la Organización Internacional para Estudios de la Septuaginta y Afines publicó una Nueva Traducción Inglesa de la Septuaginta. Esta versión incluye, junto a los habituales del Canon Ortodoxo, el Libro de los Salmos de Salomón, y versiones alternas comparadas de textos paralelos de los libros de Josué, los Jueces, Tobías, Daniel, Susana, y Bel y el Dragón.

En el año de 1986, un equipo de estudiosos de La Sorbona de París comenzó a publicar, por entregas de Tomos y Volúmenes, La Bible d'Alexandrie, traducción al francés de la Biblia LXX. Esta versión francesa no ha sido terminada hasta la fecha.

 En el ámbito hispánico, desde 1928 existe una traducción literal de la Biblia del griego al español, de la cual el Antiguo Testamento transcribe una considerable parte de los textos de la Biblia Septuaginta. Vertida por el P. Guillermo Jünemann, sacerdote católico de origen alemán que vivió y ejerció hasta su muerte en Concepción de Chile; misma que solamente ha sido publicada en una ocasión, en el año de 1992, como una edición especial dentro del marco de las celebraciones alusivas al “V Centenario de la Evangelización de América”. Esta versión se ciñe al Canon Amplio Occidental, seguido por las Biblias católicas romanas, aunque en Versión OG.

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